miércoles, 31 de mayo de 2017

Totti y el valor real de los títulos


Ahora que sólo los títulos dan derecho a sentirse feliz. En este tiempo en que resulta sospechoso el hincha al que no silencia la derrota. Hoy que la Champions es la medida de todas las cosas, lo que separa a los triunfadores de los meros humanos. Ahora más que nunca, Totti es la respuesta.

Porque Totti pudo ganarlo todo y no quiso. Mejor dicho: sí quiso, pero no lo logró porque no estaba dispuesto a coger atajos. Totti deseaba ganar, por supuesto, como cada entrenador, jugador y aficionado. No conozco uno que no. Pero eligió sacrificar títulos por amor. Por su amor a la Roma rechazó a Madrid y Milan, que sumarían cuatro Champions durante su plenitud. Él nunca la ganó.

Su palmarés de clubes no está a la altura de su categoría: una Liga y un par de Copas. Pero para Totti un 'scudetto' con la Roma valía más que una Champions con cualquier otro. Y se retiró como algo más grande que un jugador de éxito. Se fue como un héroe, un icono, un semidiós. Muchos futbolistas son campeones de Europa, sólo uno es una ciudad, y no una cualquiera: Totti es Roma.

Estas semanas hemos visto cómo muchos madridistas (y algún culé) criticaban las muestras de orgullo de Atleti, Celta y Alavés tras caer con honor ante rivales más fuertes, más talentosos, más ricos. Los tres a una altura de la competición en la que por presupuesto no deberían estar. Según los pragmáticos, es absurdo ser feliz en la derrota. Y aunque eso ya es discutible, no hay caso porque es falso: no celebraban el desenlace, sino la experiencia. Vivir y morir en sus propios términos. Como Totti.

Es normal que el Madrid no lo entienda porque su identidad es ganar. Y punto. Lo demás es un fracaso y aplica al resto la misma exigencia que a sí mismo. Esa mentalidad le ha hecho enorme y eso es loable, nadie lo discute. Simplemente se pide respeto para vivir de otra forma, adorar a otros dioses y asumir que el deporte no es igual para todos, ni todas las victorias valen lo mismo.

Esta concepción romántica del fútbol no te hace mejor, pero se discute más que la otra vía. Se desprecia, incluso. Ganar se justifica solo; sentir hay que explicarlo. Y si lo explicas es que estás poniendo excusas y eres un perdedor. No hay escapatoria.

Hemos visto a otras estrellas, de Henry a Torres, perseguir y lograr la Champions con camisetas que no les representaban. Y no hay nada malo en ello: escojan cualquier manera de entender el fútbol y acertarán, no existen carnés de buen hincha. Yo elijo la de Totti, el mito que prefirió perder con los suyos a ganar con los otros. Que demostró que no siempre el que más gana es el más grande.


Diario EL MUNDO.

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